Existen considerables variedades de productos más allá de la estética, cantidad o precio. La calidad en la manufactura o producción de cualquier artículo son características que pueden determinar la diferencia entre una intoxicación al usuario o un impacto ambiental. En este artículo compartimos los riesgos y cómo evitarlo en los espacios de trabajo, escuela y hogar.
En la industria de recubrimientos y pinturas, hay una gran diversidad de productos que funcionan para embellecer un espacio o artículo y evitar desgastes, como las pinturas, anticorrosivos y coberturas especiales. Generalmente, las pinturas están diseñadas para proteger el área donde se apliquen, sin embargo, muchas veces incluyen químicos y compuestos tóxicos que causan efectos negativos en la salud de las personas.
Pintura no tóxica, la solución
Las pinturas plásticas más utilizadas para pintar casas y habitaciones suelen contener, en su mayoría, metales pesados, formaldehídos y Componentes Orgánicos Volátiles (COV), las cuales son sustancias contaminantes y muy nocivas para los humanos.
Estos líquidos son dañinos dependiendo de los ingredientes y compuestos con los que están formados, además de las condiciones a las que se expongan, por ello es indispensable conocer todo sobre las pinturas anticorrosivas.
¿Qué son los Componentes Orgánicos Volátiles (COV)?
Los Componentes Orgánicos Volátiles son los hidrocarburos que se encuentran en estado gaseoso y se caracterizan por ser muy volátiles a temperatura ambiente.
Las mezclas de estos compuestos son variadas y dañinas, por ejemplo, ante la combinación con óxidos de nitrógeno-NOx se genera Ozono Troposféric
o O3, un gas que también es causante del efecto invernadero y que puede provocar enfermedades respiratorias como asma, inflamación pulmonar, insuficiencia respiratoria u otros síntomas broncopulmonares.
En este sentido, se pueden identificar una gran cantidad de componentes contaminantes con altos niveles de toxicidad que afectan significativamente la salud de las personas y el medio ambiente.
Estos, en suma con el Plomo e Isocianurato de Triglicidilo que se encuentran en muchos tipos de pinturas, es la razón por la que cada vez es más importante trabajar con pintura anticorrosiva y no tóxica.
¿Cómo afecta al humano el Isocianurato de Triglicidilo y Plomo?
El plomo es un material conocido por ser el elemento principal de las baterías para vehículos, pero igual se puede encontrar en la naturaleza, así como en pigmentos de cosméticos, soldaduras, cristales, joyería, esmaltes cerámicos, balas, juguetes y pinturas.
El problema con el plomo es su uso desmedido que ha generado enfermedades en los riñones, hígado, sangre, en el sistema reproductivo y cerebro, siendo los niños los más vulnerables a su toxicidad. Por otro lado, el Isocianurato de Triglicidilo se puede encontrar en pinturas en polvo que son utilizadas para pintar grandes superficies metálicas.
Dentro de sus compuestos existe un ingrediente de tipo mutágeno que tiene la capacidad de alterar la estructura del ADN en las personas, lo cual podría provocar malformaciones en los descendientes de quien se haya expuesto al material. Aunado a ello, el Isocianurato de Triglicidilo puede causar lesiones graves en los ojos, alergias cutáneas y dificultades en los aparatos respiratorio y digestivo.
En consecuencia, se han realizado diversos esfuerzos para reducir el uso de esos materiales contaminantes en los hogares y fábricas. De esta forma, el 37% de los países en el mundo ha introducido medidas normativas, de cumplimiento obligatorio, en cuanto a las cantidades permitidas de plomo de los productos y procesos de trabajo en las industrias.
Para ello, también se han creado tipos de pintura no tóxica y recubrimientos amigables con el medio ambiente.